¿Por qué el Tarot?

Es una pregunta que me hago casi todos los días… y curiosamente, cada vez que lo hago encuentro respuestas diferentes.

Por ahora, puedo decirte que empecé este camino simplemente con muchas ganas de sentirme mejor, de crecer, de construir vínculos más sanos y auténticos. De encontrar esas respuestas que tanto tiempo busqué afuera, dentro de mí.

Por mucho tiempo viví en piloto automático, sentir me resultaba complicado, intenso, abrumador. Hoy entiendo que sentir con intensidad es parte de quien soy y que negarlo solo reforzaba mi parte más oscura y destructiva. El sentir me daba miedo; el enojo me era más familiar... y así vivía. Hasta que un día decidí cambiar, ver más allá, creer que había algo más. Y fue ese pequeño haz de luz el que me conectó con mi vitalidad.

Y acá estoy.
Tres doritos después: cambié de profesión, de estilo de vida, de mente, de creencias, de identidad.

Hoy me siento más creadora que nunca de mi propia realidad.
Y la llave que me llevó a esto fue el Tarot.

Había algo en esas imágenes que me hablaba al alma. Me fascinaba lo mucho que podía descubrir sobre mí misma a través de ellas. Lo mucho que me mostraban, lo mucho que me enseñaban.

Y no, no fue un don especial. Fue apertura.
Apertura a lo desconocido. A partes de mí que estaban dormidas.
Escuché esa voz interna —esa que susurra bajito— y me dejé llevar.

Hoy soy profe de Tarot, con más de 150 alumn@s que han pasado por mis cursos. Muchas de esas personas hoy son parte de mi camino. Y todo empezó cuando me animé a ser yo.

Por eso comparto esta herramienta.
Porque no solo te guía: te muestra tu potencial, tu luz, tu poder creador.
Y porque creo, de corazón, que todos tenemos las respuestas…
Solo necesitamos aprender a verlas ✨